Normal
0
21
false
false
false
MicrosoftInternetExplorer4
EL ANTÍDOTO DE LA
SOLEDAD
Si alguien me pidiera algún antídoto contra la angustia de la soledad
humana, le sugeriría que reencontrara y recorriera el lazo que nos une con la
tierra; ese perdido cordón umbilical. Lo invitaría a que reconociera la
presencia del amor interminable que no se encuentra mediatizado por los
acuerdos humanos. No es tan difícil. Basta con mirar alrededor, recordar al ser
que nos sostiene y darnos cuenta de que nos encontramos en casa, siempre en
casa. Pienso que en las escuelas, antes que a sumar y restar, o a comprar y
vender, a temer y mentir, deberíamos enseñar a nuestros niños a amar y a
respetar a ser que nos da asilo. He tenido la fortuna de ver y compartir cómo
cambia y se enriquece la vida de mucha gente con sólo abrir los ojos para
aceptar y corresponder al abrazo de la Tierra; cuando aprende a encontrar en cada ser de
la naturaleza al hermano que se formó del mismo vientre. Es entonces cuando
frente a los apegos de la vida cotidiana, como rencores, competencia, envidias,
sentimientos de posesión, hambres, necesidades insatisfechas, etc., podemos
oponer presencias más nobles. Nuestro mundo se transforma en un mundo más
grande al que muchos seres se incorporan y embellecen, los árboles se vuelven
significativos, las aves, ballenas, las flores, los perros, los humanos, los ríos
y montañas se vuelven en lo que realmente son, nuestra herencia natural, que es
una herencia no para ser poseída, sino para disfrutarla y disfrutar de su
presencia aunque sea por sólo el instante que es nuestra existencia de
mortales. Dejarnos afectar por la hermosura y misterio de la naturaleza en cada
una de sus expresiones es aceptar el regalo de la Tierra y reconocer nuestra
olvidada naturaleza: somos también seres de este mundo, un detalle más del
paisaje, la misma magia y misterio pulsa y se mueve en cada uno de nosotros.
Ocupemos pues, sin reservas, el lugar que nos corresponde, dentro del gran
concierto de la naturaleza. (Fragmento perteneciente al libro “Las enseñanzas de Don Carlos” autor
Víctor Sánchez, maestro de espiritualidad antigua, Mexicana y Tolteca.)
Ismael nacio en la ciudad de Villa Dolores, provincia de Cordoba. En su adolescencia emigro junto con sus padres a la Capital Cordobesa, buscando edificar un porvenir. Escribe desde niño.Su ultimo libro es una novela que narra una historia de amor,entrelazada con aquella antigua leyenda del cacique Comechingon,y el Arcangel Uriel, que le supo contar su abuela paterna...