SANDRA (capitulo nº3, perteneciente a la novela "El ángel del regreso" autor Ismael Clavero, editorial Arkenia.)
El viernes por la noche fuiste a bailar a la discoteca Olaf, y conociste a un chico muy buen mozo que se llama Juan.
-“Tiene los ojos más hermosos del mundo, parecen dos espejitos que reflejan al cielo, su sonrisa es franca y contagiosa. Cuando ríe, se le marcan dos hoyuelos en los pómulos. Y su voz…su voz me arrulló toda la noche contándome al oído de sus sueños, mientras la música disco atronaba por los altoparlantes y los chicos más audaces no paraban de improvisar pasos nuevos, algunos se hacían los Travolta y buscaban la parte de la pista de baile donde salen las luces desde los mosaicos de vidrio y te iluminan como si estuvieras bailando en el mismo cielo. Como el piso de la película: Fiebre del Sábado por la Noche o la de Donna Summer: Gracias a Dios es viernes, que dicen se filmó en la disco Studio 54, donde iban a bailar Susana Giménez y su novio, el boxeador Carlos Monzón”
Casi no oías los temas nuevos que pasaba el disc jockey, ha pedido del público; esos que Clever Abreu promociona en su programa “Inolvidable Show”, por concentrar tu atención únicamente en él.
-“Baila muy bien, se sabe todos los últimos pasos de moda. Es profesor de folklore, y también da clases de baile disco, esos pasos modernos de Tony Manero; el de la película, Fiebre del sábado por la noche. Tiene pocos alumnos, pero cuando termine el servicio militar obligatorio, se va a largar con todo. Quiere que mañana vaya a su casa así me enseña uno de esos pasos raros y atrevidos. Si lo viera bailar la mami, seguro que se desmaya. -Las chicas de ahora no son como las de mi tiempo, apenas conocen un varón y ya le aceptan el convite- Refunfuña. Es fanático de Boney M, de Madelen Kane y de Precius Wilson, la cantante de Eruption. Llevaba puestos unos pantalones mil rayas muy ajustados. Casi desfallezco en sus brazos cuando me apretó contra sí, para bailar los temas lentos, y toqué adrede la dureza de sus bíceps, y mi nariz descubrió el aroma a tabaco de su cabello castaño oscuro- Soy de sagitario, me dijo. Y yo que soy una acuariana de ley, seguro que nos llevaremos de maravillas…Vino a bailar con un amigo de la colimba llamado Ramiro, que es un chico del campo. Dice que lo quiere como a un hermano. Yo pienso, como un padre, pues lo cuida como si fuese un niño.
“Es que el pibe es medio campechano, nunca salió de su pueblito ¿viste? Es su primera vez de boliche. Con decirte qué esta mañana le estuve enseñando los pasos básicos de disco; para que no pase por salame…es un poco pata de palo para el dancig.” - Y contuve la risa, simulando carraspera; cuando a las chicas nos gusta un tipo, aceptamos y perdonamos todo. Me dije por dentro, incluyendo sus amigos pata de palo.
“Yo le estoy enseñando…para que tenga mas roce ¿comprendés?” Confiesa Juan a mi oído con tono paternalista, y me derrito nuevamente.
Su voz es un imán que chupa tu cerebro, despertándote mariposas en la panza. Mariposas que vuelan alocadas y siembran con sus frágiles alitas, lluvias de ilusiones en todo lo que te rodea y tocas.
Cuando vuelves a casa, te echas con alegría en la cama, saltas y pataleas; como si recién ahora hubieras descubierto un secreto que estuvo tan celosamente guardado en un arcano bajo tu piel y tu aparente invulnerabilidad. Un sentimiento con la fuerza de un huracán que ha sacudido la aparente dureza de “… carácter de chica avinagrada“Sabía reprocharte tu prima Gladis.
“Espanta novios” te apodaba tu amiga Denise. Que al verte tan apegada a Juan, sus burlas se le caen junto con su mandíbula hasta el piso multicolor de la discoteca; incrédula te mira, mientras chismorrea con otras chicas que están haciendo la plancha (miran a los demás bailar, sentadas y aburridas)
Ahora el recuerdo vuelve a ti, te hace su prisionera mientras escribes en tu diario íntimo.
: El tema lento que bailé apretada junto a él, es… “Noches cálidas de verano, del grupo The Night.”
Mientras te vas durmiendo con una sonrisa a flor de piel, te decís que a esa canción no la vas a poder olvidar en toda tu vida.
Querido diario:
Hoy fuimos con Juan y sus amigos a pasear por el “diquecito”. Es un lugar muy bello y romántico; su camino serpentea el río Suquía, como si lo siguiera en su largo recorrido cuesta arriba, contracorriente. Las viejas casonas cuelgan cual nidos de golondrinas sobre las barrancas, como a punto de desmoronarse sobre el cause torrentoso. Cuando el río está embravecido por la creciente, da la impresión de que en cualquier momento se va a llevar alguna casa. Pero eso no sucede casi nunca, no que yo recuerde.
Viajamos en el auto de un primo de Juan, un Gordini destartalado; que lo único que tiene de bueno es un pasacasete de mucho volumen. Nos pasamos toda la tarde escuchando los temas musicales que yo grabé del programa radial “inolvidable show” en mi radio grabador Espica. Luego tomamos mate con tortas fritas, que hizo la mami y jugamos un partido de vóley. Como siempre, las chicas fuimos las que ganamos. Los varones se pavoneaban diciéndonos que ellos nos regalaron el partido. Y Juan me dice con su voz tan especial “Te dejé ganar gordita, porqué sos la mina de mis sueños” Yo le contesté, fingiéndome enojada “gorda será tu hermana” Y él me respondió “como hermana no tengo, con tu prima me entretengo”
Haciéndome la despreciativa, me dirigí solitaria a caminar por la vera del río; él, interpretando mis juegos me persigue, tirándome flores silvestres que corta a su paso. Me pregunta si quiere que caminemos descalzos por la rivera y le acepto. En verdad, muero por que me tome la mano. Sentir el contacto de su palma húmeda y tibia es como si pudiera sentir toda la piel de su cuerpo sobre mi piel…
Perdón diario amigo, sé que estoy obrando como una chiquilina; en estos pocos días que he estado en su compañía, mi vida a sufrido un poderoso estremecimiento. La verdad, estoy hecha una babosa y eso no puedo permitirlo. ¿Te imaginás qué por causa de mi atontamiento, deje pelada a una clienta cuando le haga la permanente? …No debo pensar en él. No debo pensar en él. Lo repetiré todo el día. Quizás así pueda sacármelo de mi cabeza de niña boba.
Chau, hasta mañana.
Después de ese divertido partido de vóley, los muchachos les propusieron a las chicas darse un chapuzón en las aguas frías del río Suquía. Todas se negaron.
“¡Están locos, el agua está helada!” dijo tu prima Gladis.
“Solo me voy a mojar la punta de los pies” le dijiste a Juan.
¡Anímate gordi! ¡Porfi!- Te suplica él, mientras se quita la remera, luego las zapatillas “Flecha” Quedándose solamente con su pequeño pantaloncillo de “Lycra” Y la suplica se vuelve irresistible, cuando él te mira con esos ojos pintados de cielo.
“¡Qué bulto qué me asustó las otras noches!”- Dice en tono jocoso uno de sus primos. Y todos sueltan la carcajada.
Juan, poniéndose colorado, corre hacia las aguas y se sumerge dando un grito. Desde allí les contesta. “¡No sean pelotudos, que mi lomo es para una sola!” Y te lanza otra de sus fulminantes miradas pobladas de amor y deseo. Haciéndote la corajuda, derribando tu habitual timidez, te quitas la remera, luego el short, descubriendo ante todos la belleza de tu cuerpo enfundado en una malla enteriza color amarillo. Corriendo te metes en la fría agua, dando un suspiro.
“Guau, guau,” te dice el novio de Gladis. “Jamón del medio escondía bajo su manto, santa Sandra”. Grita a los cuatro vientos tu primo Javier. Y no alcanza a terminar sus piropos, cuando un tortazo de barro y algas le dan de lleno en la espalda. Juan, con prisa toma trozos de la ribera y lo sigue bombardeando, gritándole. “¡Cuidá tu quinta cachorro, que de la mía me encargo yo!”. Mientras llegándose tímidamente hacia vos, te roza con su cuerpo mojado, y las mariposas de tu vientre pugnan por escaparse nuevamente.
“¡Guerra, a la guerra! ¡Vamos muchachos!” Invita voz en cuello, Pedro, el novio de Gladis.
Luego, los varones semidesnudos, gritando y corriendo una alocada carrera, se zambullen en las aguas frías para sacarse el barro. Y la juventud es un divino tesoro, que derrama el cántaro de su alegría en las risas de todos, bebiéndose el elixir de sus bocas que no dan tregua a tanta palabra lanzada a los vientos. El pasacasete del Gordini, atruena los aires con una chillona melodía “¡Oh chaguo pipo, wiea pipiplo!” (Gente de la jungla, del grupo, James Hunt Group.) Que todos tararean en un inglés fabricado a medida de ellos.
Poco a poco la tarde se consume en débil lumbre; los pájaros que ansiosos vuelven a sus nidos a esperar la noche, pián con dulce melancolía.
Otro día agonizante y rebelde se resiste a marcharse y los ve en el postrer temblor de sus parpados, regresar a los enamorados tomados de la mano, caminando en círculos por las calles que circundan la gran plaza del pueblo.
Había un sueño nuevo en el cielo de Sandra; pero también, junto e imperceptible a su lado, un cielo de cotillón se desenmascaraba con el vigor de una profecía que no supo o no quiso ver. Su felicidad tejía madejas de papel y con ellas bordaba estrellas frágiles cual alillas de libélula, en su horizonte tormentoso y esperanzado.
Al caer las últimas luces del día, impetuosamente te besa para despedirse, diciéndote. “No te olvidés de la clase de música disco que te prometí para mañana. Chau…te quiero.” Dispara como una ametralladora estas últimas palabras, dejándote aturdida. Mientras una premonición asalta tu mente y te conmueve hasta los tuétanos. “¿Y si le llegara a pasar algo malo, cómo al papi?” Te grita una voz por dentro y un extraño sentimiento se posa sobre tu corazón como un grillo de fuego, incendiando tu estrella de papel. ¿Y si le…?
Corriendo con prisa hacia tu casa, te dirigís a tu cuarto; insertas un casete en tu grabador Espica. Y con el volumen a todo lo que da, silencias ese miedo de tu mente.
